Hace 3 semanas

Enrique, de Ciudad Real

Estaba viajando por el Bierzo, concretamente en Ponferrada, cuando decidimos ir a visitar un pueblo en la montaña, llamado Peñalba de Santiago, que nos habían indicado que era bastante interesante. Fue una locura ir allí por su ubicación y el acceso: Carretera de 24 kilómetros, mucha curva y contra curva, estrechísima, pendientes muy pronunciadas, donde había que parar, muchas veces para reducir la velocidad y cambiar a primera para tomar la curva, incluso arrimarse muy al bordillo para que pasaran otros vehículos que venían de frente. Toda esta esta parafernalia y un servidor, sin saber de que era, vi como salía humo del motor y una olor bastante desagradable. Miré el aceite los niveles estaban bien todos. Sin embargo, no paraba de echar humo. Apagué automáticamente el vehículo y esperé a que se enfriara, pero la olor no se iba y no me atrevía a ponerlo en marcha por si era del motor. Otras personas que viajaban me aconsejaron que llamara a mi seguro. Al final tomé la decisión de llamar a MAPFRE.

Durante la conversación con cierta persona del seguro, se habló de enviar al vehículo a un taller de Valdepeñas (C. Real), donde resido para su reparación. Por otro lado, en cuanto a mi persona y a la que viajaba conmigo, se dispondría de un vehículo para conducirlo quien suscribe hasta Valdepeñas. En plena montaña, esperamos una hora y 30 minutos aproximadamente, hasta que llegó el gruista, que me dijo que le diera la llave del coche que iba a probarlo en unos kilómetros. Cuando volvió, este Sr. me dijo, puede Vd. seguir su viaje de vacaciones, que el coche tiene sólo el ferodo del embrague bastante caliente, (quise entender) por haber tenido que embragar y cambiar varias veces, olerá durante varios días, pero luego desparecerá, insistió no se preocupe de nada que yo llamaré a MAPFRE.

Y así gracias Dios, pudimos retomar nuestro viaje, recorriendo gran parte de León y Galicia, con un total aproximado de 2500 kilómetros aproximadamente. Personas, como el Sr. de la grúa son lo que hacen falta en los negocios, que evitó fastidiar a los asegurados perdiendo su viaje y un gasto innecesario para MAPFRE. En resumen, muchas gracias a MAPFRE, por su asistencia y al Sr. de la grúa que es un profesional como la copa de un pino, sabiendo de toda la mecánica del automóvil.